Archivo de la categoría: Microrrelatos

Un crimen

Bajo la luz del flexo la mosca se quedó quieta.
Alargué con cuidado el dedo índice de la mano derecha.
Poco antes de aplastarla se oyó un grito, después el golpe de un cuerpo que caía.
Enseguida llamaron a la puerta de mi habitación.
—La he matado —dijo mi vecino.
—Yo también —musité para mí sin comprenderle.

Luis Mateo Díez
Premio Cervantes 2024

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Quijotescas I

Durante la noche, Don Quijote sueña que es Sancho y el escudero, a su vez, sueña que es el Hidalgo.
Cuando se encuentran (en terreno onírico neutral), el Escudero-Hidalgo saluda con todas las reverencias del caso al Hidalgo-Escudero, quien exagera en su altanería de Caballero, abusa las circunstancias.
Al despertar, el distraído Quijote no recuerda el incidente nocturno. El escudero, en cambio, ha renovado su paciencia.

Juan Romagnoli

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Microrrelato 70

Con una mueca feroz, chorreando sangre y baba, el hombre lobo separa las mandíbulas y desnuda los colmillos amarillos. Un curioso zumbido perfora el aire. El hombre lobo tiene miedo. El dentista también.

Ana María Shua

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Recursos feéricos

El hada Carabosse se sentía total y absolutamente harta.

Su misión en este mundo se había tornado poco imaginativa y hasta inútil, lejos estaban ya los tiempos poéticos, cuando era dable transformar calabazas en magníficos carruajes y un par de ratones de décima categoría en briosos corceles blancos. Pero ¿ahora, qué? Quienes querían carros último modelo se metían en política, los que odiaban su propia fealdad iban al cirujano plástico o a algún programa de televisión que ofrecía transformaciones gratuitas a la vista de todos, las mujeres maltratadas hacían juicio ante el tribunal de la familia. Nadie acudía a ella y por lo tanto la pobre Carabosse se sentía de más en este siglo XXI tan poco imaginativo.

El reino de lo humano podía prescindir de su varita mágica: ya se habían fabricado otras, más caras, sí, pero menos aleatorias. Sólo le quedaba al hada experimentar con el reino animal, virgen al respecto ¿Quién después de todo sin acceso a los salones de belleza no quiere ser otro, diferente? Hizo circular el anuncio por las vías secretas que corresponden en casos como éste y a las que sólo un hada tiene acceso. Los candidatos no tardaron en hacerle llegar sus aspiraciones.

La hiena pidió oler bien y dejar de reír porque sí como una estúpida, el jabalí quiso una piel de terciopelo, los gorriones un vistoso plumaje, las víboras un vientre almohadillado para poder deslizarse con comodidad por los terrenos ásperos.

Carabosse sacudió su varita tres veces y fue concediendo los deseos. Luego cobró en especies como acostumbraba, demostrando una vez más que siempre hay nuevas salidas laborales para quien sepa diversificar su oferta.

A pesar de lo cual numerosos zoológicos, para horror y desconcierto de sus respectivos dirigentes, debieron cerrar sus puertas.

Luisa Valenzuela

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Otro

No soy yo pero sus conocidos me saludan en la calle.
Como en su misma mesa.
A la noche me acuesto en su cama.
Su mujer no le es infiel. Realmente somos iguales y yo mismo podría confundirme.

Antonio Fernández Molina

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