Congelado por las palabras de ella, comenzó a visualizar la vida que habrían podido vivir juntos: imágenes efímeras que se desvanecían justo después de aparecer en escena. Uno a uno eran pulverizados sin piedad los hijos que habrían tenido, la casa donde habrían vivido, el perro con el que habrían jugueteado, los amigos con los que habrían congeniado, el auto que habrían conducido…
Temiendo su extinción inminente, se aferró desesperado al cuello de la joven; entonces ella vio desfilar frente a sus ojos la sala de maternidad donde nació, el columpio del parque donde solía balancearse, el féretro de su padre, la catedral
donde contrajo matrimonio… Las escenas se reventaban como pompas de jabón a una velocidad trepidante, llevándose el poco oxígeno que le quedaba; con el último suspiro, logró visualizar los días previos: el test de embarazo, la indescriptible alegría en el rostro de su esposo cuando se enteró de la noticia, ella misma frente al espejo ensayando las palabras con las que abandonaría a su amante; y, finalmente, a su amante enloquecido, descargándole toda su furia en la garganta.
Gregory Pek Bardales Pereyra